En verano se produce un consumo excesivo de la denominada "comida chatarra", caracterizada por su escaso valor nutricional, alto valor calórico y difícil digestión, por lo que propicia males como obesidad, la diabetes o el colesterol.
En una nota de prensa, el nutricionista del IMEO y portavoz de la entidad, Rubén Bravo, explica que en verano comemos menos, pero mal, debido a la ingesta de fritos, dulces, salsas que, además, generan digestiones pesadas y se interrumpen los hábitos alimenticios sanos.
Para evitar que eso ocurra, aconseja buscar un equilibrio entre la alimentación y la actividad física, y enfatiza que "no se trata ni mucho menos de estar a dieta en vacaciones".
Para ello, el Instituto Médico Europeo de la Obesidad ha elaborado una lista de consejos encaminados a proteger la salud de las personas en verano, con el fin de mantener la masa muscular y los niveles de grasa. (...)
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